Noche Buena
24 de Diciembre del año 2015
Esta es mi segunda Noche Buena que celebro
con Mary, mi esposa, entre la 9 de la mañana y
las 2 de la tarde. Este horario es por estar donde
estoy, la cárcel. Las fiestas del año pasado las
recuerdo en forma muy difusa. Aún no
había permanecido un mes en este ámbito, por lo tanto me encontraba en pleno proceso de "adaptación". Con los festejos del año 1967 (Ya mencionaré este capítulo), los de este año, seguramente perdurarán por siempre en mi memoria, pues se trataron de eventos diferentes.
A nuestra mesa, llegó Gaspar.
No me refiero a uno de los tres nobles, portador de incienso, mencionados en el Evangelio de San Mateo, sino al hijo del matrimonio, nuestros amigos del alma Mónica y "Gianni". (Hoy me permito citar sus nombres y amistad ya que el peligro de que sean perseguidos -según amenazas vertidas por el vice ministro o ex vice ministro de Defensa, Alfredo Forti, rápidamente se van disipando) Haciendo juego con el significado de su nombre y la descripción tradicional del bíblico hombre sabio, Gaspar es alto, rubio y muy bien parecido. No he podido evitar sus valientes y periódicas vistas, ya que teniendo la edad que tengo y encontrándome en el lugar donde hoy habito, siento que le estoy robando importantes horas de su vida plena.
A nuestra mesa, llegó Christian
Mientras estábamos en el salón de visitas del penal, atestado de gente, hizo su ingreso Gaspar quien empujaba una amplia silla de ruedas trasladando a su "amigo del triciclo" Christian, quien en definitiva resultó ser su regalo. Christian, de 26 años de edad, padece el síndrome de Proteus pese a lo cual, desde su silla, se dedica a ayudar al prójimo de diversas formas y en diferentes lugares, sin vacilación ni impedimento alguno. Pasamos breves pero importantes horas juntos, comiendo, conversando, riendo y también emocionándonos casi aislándonos del gran bullicio reinante a nuestro alrededor. En esos instantes, no hubo imposibles. Todo era realizable y el futuro también existía. Cuando ambos se fueron, nos preguntamos con mi esposa como es que dos personas jóvenes vinieron a este mundo paralelo y lejano en esta fecha tan significativa a compartir una mesa con dos adultos mayores -muy mayores para ellos- a transmitirnos una invalorable cuota de fuerza y optimismo. Más aún en estos momentos.
Si Gaspar y Christian pueden, a no dudar, nosotros también...
"...y si puedes obligar a tu corazón,
a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después
de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "!Continuad!".
Fracción de la poesía "Si", de Rudyard Kipling
Por Claudio Kussman