El historiador norteamericano Howard Zinn dejó entrever en un reportaje de larga data que ante la poca idoneidad y las casi nulas soluciones que ofrecían los candidatos presidenciales, la vez que lo hacía, votaba a quien presumía que haría menos daño a su país.

Una vez más, la Argentina se ve envuelta en esta encrucijada.

Tiempo atrás, Macri recibió una lección de liderazgo de quien no se puede ni se debe recibir  una receta de cocina. Se trataba de la exhibición de sabiduría del absolutista Hugo Chávez, refutando a un Macri que quería dejar atrás el pasado y mirar con buenos ojos el futuro.

"No se puede manejar en el presente sin entender el pasado" sentenciaba el venezolano que fuera impulsor de golpes de estado y crítico acérrimo en 1998 de la Dictadura Cubana, ante un Macri sin reflejos, sin poder de réplica.

Si allí perdió en un simple debate exprés con un monstruo sin un costado muy interesante, como serán los resultados de Macri-Presidente ante el fraude, el pillaje, los boicoteos, las extorciones enfrentando los pesos pesados argentinos -que sin tener la fama que ostentaba el bolivariano- tienen más talento para conseguir logros en su propio beneficio?

Bases Peronistas -anunció Macri señalando su forma de gobierno y un frio recorrió mi espalda. Cuáles son? La herencia de otro golpista? Los tiempos de aprietes al mejor estilo Al Capone? Los cierres de periódicos? Las muertes y exilios?

Hoy por hoy, la fórmula Zannini-Scioli (Si, Zannini-Scioli) es una invitación a la continuidad de mafias y carteles, de quebrantamiento de leyes y de propaganda. Una invitación a mas residentes en los Gulags que ya poseemos y desbordan de "huéspedes". Más violencia y más terror, si esto es posible.

Tal vez y así deseo, Macri se reinvente, se decida a patear el tablero y se convierta en un gran conductor. Por ahora solo es El Menos Peor de Todos.

 

Fabian Kussman

PrisioneroEnArgentina.com