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LOS NIÑOS…

VÍCTIMAS INDEFENSAS

MATANZAS Y ABERRACIONES  QUE CLAMAN AL CIELO

 

OPINIÓN

 

Un adolescente (niño) entre 12 y 14 años de edad, se inmoló el sábado a última hora de la tarde, cuando una multitud se congregaba frente a un salón de fiestas en la ciudad de Gaziantep, una de las más importantes para la minoría kurda en Turquía. Se encontraban celebrando una boda de dos militantes del principal partido de izquierda de la actualidad. Según informó, hasta el momento al menos 51 personas murieron por la explosión frente al salón de fiestas y 94 resultaron heridos. De estos últimos, 69 siguen internados, 17 de ellos en estado grave. Ayer fue el sirio Omran, y antes el kurdo-sirio Aylan, el cubano Elián y la vietnamita Phuc, que se convirtieron en símbolos. Las imágenes desoladoras que impactaron, y siguen impactando al mundo entero, deberían motivar a finalizar las luchas armadas. Es que estamos  en el tiempo de los derechos humanos. Por lo menos de las declaraciones, los pronunciamientos, la legislación que los protege, los congresos filantrópicos y una generalizada actitud reverencial ante su mera invocación en voz alta. Sin embargo, difícilmente hubo una época tan cruel con los niños, que son los primeros titulares de esos derechos. Niños bombas, usados, heridos y muertos, masacrados en las escuelas, sin familia, sin casa, arrojados al mar,  a la buena de Dios, desnudos, hambrientos, mendicantes, niños que se ahuyentan hacia la calle, niños que se raptan y se venden (bien cotizados por el valor de sus órganos, que se les arranca); niños perseguidos sin misericordia, como se hacía antes con los perros cimarrones o salvajes y se liquida a tiros con la complicidad de los terroristas, los  mismos guardianes del orden, de las grandes potencias y el silencio de quienes tranquilizan su conciencia pensando que no pueden evitarlo. Hoy con lo ocurrido con el niño inmolado y con los niños abandonados en cruentas guerras sin fin, si no se asume – todos juntos -, actitudes eficaces para proteger los derechos de los niños. Me temo que  no pasará mucho tiempo que debamos presenciar esos cuadros en nuestro país con la pobreza que avanza sin cesar. Parecen  noticias venidas de un mundo ficticio o irreal. Pero son Sucesos reales.  No nos olvidemos lo que está pasando con la pobreza, la marginalidad, la violencia y con las guerras. Lo que sucede con miles de pequeños son aberraciones que claman al cielo.

 

DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN

Agosto 22, 2016

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