LA POLEMICA DEL JUEGO DE AZAR
MAFIAS Y MAQUINITAS
Que muchos delitos e irregularidades se denuncien, se verifiquen y que el Estado de vuelta la cara como diciendo “nada tengo que ver con esto”, es en la práctica, lo mismo que patrocinar, promover, apadrinar la inmoralidad, que queda expuesta ante la ciudadanía sin que nada la evite, la corrija, ni menos aún la castigue.
OPINIÓN
Me congratulo y comparto en un todo el PANORAMA TUCUMANO EDITADO POR EL DIARIO LA GACETA DE TUCUMAN, en donde el columnista Guillermo Monti bajo el subtítulo “hagan las apuestas, ahora también por la televisión pública”,expone en una parte de su excelente editorial que si durante el transcurso de un partido se incite a apostar desde la pantalla es todo un impacto. Inusual en la TV abierta. Señala además que a las autoridades, parece no importarles la cuestión. Con la anuencia del Poder, la televisión pública tucumana se puso al servicio del juego. No importa si frente a la pantalla haya menores cándidos. Es que el fenómeno de las apuestas y la colonización cultural que ejerce sobre las sociedades es motivo de preocupación y debate global. Pero, al igual que el tráfico de drogas, se trata de una industria que mueve cantidades descomunales de dinero.El lobby que mejor le sale al juego es el del silencio. Hace un minucioso sondeo e introspección del juego a nivel nacional, dando cuenta de una manera prudencial que personas como Roberto Sagra, empresario a la cabeza de Pálpitos Deportivos y ex -dirigente del club San Martín. Ensaya que de manera alguna puede alegar que el suyo - el mayor empresario del Juego en Tucumán-, sea un aporte genuino, nacido con la mejor intención para que los hinchas vean al equipo disputando una instancia decisiva del campeonato. Que tal vez pueda celebrar con esta improvisación. Pero al igual que en la vida comarcana: la familia Ale, fue capaz de saltar del para -avalanchas a la conducción del club de La Ciudadela. Estos caídos en desgracia, con sus referentes en prisión (Clan Ale), también se alimentaron del juego para construir poder. Termina su último apartado de la valerosa nota haciendo notar sobre el silencio de muchos. Nada se dice al respecto. Y lo cierto es que se juega a toda hora y en todo lugar.
Ahora, con la inestimable ayuda de la televisión pública y en la misma dirección del periodista, conteste en un todo con sus dichos, es lo que vengo sosteniendo y anticipando durante años en mi lucha contra las mafias y en mis distintas notas sobre el juego de azar en la Provincia. Comparto sobre la enorme irregularidad de los casinos y casas de juego a nivel nacional. En Tucumán, se repite esta asociación con distintos nombres y testaferros. Es que el flagelo del juego y sus distintos tentáculos se ha generalizado sin duda alguna en todo el país. Puedo aseverar que en mi provincia – lamentablemente - también tenemos un llamado Zar del Juegoque nunca fue investigado y que se encuentra sin duda interconectado con bandas mafiosas - como el Clan Ale- . Lo puedo comprobar. Es así. El único ente que efectivamente debe regular el juego en Tucumán, es la caja popular de ahorros de la provincia.Lamentablemente - sin puntualizar ninguna gestión -, ningún gobierno jamás los controlo. Nunca se hizo cumplir el cupo máximo de cada empresa, que excede con creces la cantidad de lo legalmente admitido (Todos tienen más maquinas que lo permitido). El Pseudo empresario Sagra ni siquiera figura como que el explota las maquinas (aparecen numerosos testaferros en su nombre), con cupos a nombre de distintas personas allegadas al juego desde hace mucho tiempo y cuyos nombres la sociedad tucumana conoce. Muchos substitutos también dejo Cristóbal López – el que para no involucrarse todavía más, le devolvió el cupo a los innombrables Ale-.También es dable dar cuenta de otra hipocresía que se utiliza en la actualidad cuando se habla de juego responsable, - que sería en todo caso evitar que el ludópata entre en su espiral compulsivo- . Hoy al contrario, los actuales protagonistas del flagelo a través de todos los modos y medios posibles, permiten que los jugadores y sus consecuencias ingresen con absoluta libertad al laberinto del infierno. De una manera casi inalterable pasan a engrosar inusitadamente los ingresos de los cabecillas de las casas de juego con su sabido lavado de dinero paralelo. Dinero irregular que se puede verificar. Esos recursos y beneficios en negro son incalculables. No existe por supuesto facturación alguna. Tampoco el freno de quienes deben ejercer el control. Asimismo esta contrariedad debe sumarse a la lista misteriosa de cientos de empleados en negro. La evasión de los aportes previsionales, el impuesto a las ganancias y muchas evasiones más sigue en la lista inexplicable. Como también es incomprensible - ante tanta impunidad - que no exista ni siquiera un ingreso porcentual por utilidad de cada maquinita y/o ruleta electrónica con varios player?, para blanquear de algún modo lo inescrutable.
Es que para ser un verdadero empresario, además de producir desarrollo y contribuir al progreso humano, se debe proceder con la ética debida que inspire sus propios comportamientos. Debe tener una referencia éticas mínimas, a las que deberá atenerse siempre como agente del desarrollo. Nada que ver con los licenciosos iniciadores del vicio para atrapar cada vez más a los jugadores incautos. Lamentablemente - los juegos de azar - , tremendamente difundidos en la actualidad - son sin duda un agravante de los males que sufre la sociedad a causa del desquicio económico que se patenta en la desocupación. Ante la falta de trabajos, a muchos el juego se ha de presentar como una alternativa salvadora, sin advertirse que contribuye a hundir más en las perturbaciones causadas por la crisis. Conflicto que conlleva, a descomponer los hogares y a derrochar indebidamente lo poco que se consiga obtener. Para peor, el juego que es usado alegre y despreocupadamente como un impulsor de programas de ventas y de búsquedas de audiencias, hace aparecer a este grave vicio como simple e inofensivo pasatiempo. Pero el juego, cuando adquiere el carácter de una compulsión, y es manejado por organizaciones tenebrosas, con cajero de bancos en sus propias instalaciones y demás artificios, se adueña del ánimo y se convierte en una obsesión casi irresistible. La Organización Mundial de la Salud considera a la “ludotopia” una enfermedad grave, que progresivamente domina la voluntad del paciente perjudicando su apreciación de los valores y su responsabilidad ante las obligaciones de todo tipo, familiares, sociales, laborales y ciudadanas. Por último sería deseable e imperioso que el estado que últimamente está ejerciendo una enorme presión fiscal sobre el contribuyente, investigue y verifique las enormes evasiones y lavado ejecutados a través del Juego y los casinos de miles de maquinitas no reveladas ni declaradas.Sería de suma importancia, que la justicia actué en todos los niveles y jurisdicciones - aún de oficio - ante las denuncias realizadas. Es angustioso que muchos delitos e irregularidades se denuncien, se verifiquen y que el Estado de vuelta la cara como diciendo “nada tengo que ver con esto”,es en la práctica, lo mismo que patrocinar, promover, apadrinar la inmoralidad, que queda expuesta ante la ciudadanía sin que nada la evite, la corrija, ni menos aún la castigue. Si ante las irregularidades el poder administrador va a esquivar el bulto, pretendiendo que solo se han de corregir delitos verificados por el Poder Judicial, no las notables corrupciones del juego, entonces, por supuesto la inmortalidad ha de proliferar al amparo de esta protección oficial.
DR. JORGE B. LOBO ARAGON