EL CORREDOR DE LA MUERTE
Por Claudio Kussman Agosto 10, 2015
UN POLICÍA FEDERAL
Pretendo en estas líneas, volcar fielmente, uno de los hechos acontecidos en los últimos días en el pabellón 19, donde me encuentro prisionero. No es mi intención que ellas contengan, golpes bajos, ni emotividad alguna. Solo que se refleje la total verdad, esa que se oculta e ignora sistemáticamente. Comenzaré diciendo que en el anochecer del día martes 4 de Agosto de 2015, ingresó José Félix Bernaus, un Comisario Mayor (R) de la Policía Federal, autor de 17 libros de derecho, detenido pocas horas antes. Vale mencionar que el mismo, ayudándose con un bastón para caminar, presentaba un porte acorde a sus ni mas ni menos, 85 años de edad. Poseía lucidez y por supuesto dolencias varias, como diabetes, un marcapasos, hipertensión, etc. Luego de saludarlo e intercambiar las primeras palabras, con él, me pregunté: como el Cuerpo Forense da el visto bueno al ingreso de una persona con esta edad y condiciones de salud, a una prisión, lugar para nada amigable? Asimismo el personal penitenciario, no razona que a futuro ellos podrán ocupar nuestro sitio? Este anciano llegó sin equipamiento de supervivencia, por lo que entre varios le acercamos los elementos mínimos, necesarios para sus primeras horas, en este lugar de sombras.
PRIMER DÍA, UNA CAÍDA
Durante el día miércoles 5 delante mío, se tropezó con una silla y cayó al suelo lesionándose el brazo izquierdo y una rodilla, lo auxiliamos y prontamente fue atendido por el personal penitenciario, uno de cuyos miembros en esos momentos circunstancialmente estaba presente en nuestro pabellón. El día jueves 6 fue visitado en horas de la mañana por su esposa , también de 85 años de edad. Ellos ocuparon una mesa próxima a la mía y puedo decir que se percibía que los dos formaban una sola persona. Como no serlo, si Nélida, fue su novia de cuando ambos tenían 17 años de edad y son esposos desde hace mas de 60 años.
INDAGATORIA Y AGOTAMIENTO TOTAL
A la tarde de ese mismo día, fue trasladado para ser indagado mediante videoconferencia, acto del que regresó sobre las 22, totalmente agotado, como es normal en estas circunstancias. A las 8 de la mañana del día siguiente atendí el llamado telefónico de Nélida, y al intentar despertarlo para avisarle del mismo, lo encontré semiinconsciente, con su cuerpo húmedo por la transpiración. Se avisó a la guardia y mientras le daba excusas a su esposa, para que esta no se alarmara, él era retirado en una camilla. Imposible decirle lo que pasaba en ese momento, ella ni nadie del exterior, puede hacer nada por nosotros, en las primeras horas de una circunstancia como esta.
LAS MENTIRAS
En una muestra mas de las mentiras y el relato de la “justicia” y los Organismos de DDHH, Félix no fue llevado al Hospital Penitenciario, distante unos 2000 metros de este lugar, que según dicen “está plenamente equipado”, sino al Hospital Municipal de Ezeiza, donde quedó en observación por 24 horas. Luego de tener comunicaciones varias con su familia, a la que les conté la verdad, a Bernaus, finalmente le dieron el alta. Lo lamentable que ingresó como salió, o sea en camilla, en iguales o peores condiciones de salud, y totalmente falto de higiene, al extremo de tener adherido a su cuerpo abundantes restos de materia fecal. Esta vez, había incomprensiblemente ingresado a la prisión, sin pasar por el control médico reglamentario.
LAS LÁGRIMAS
En esas lastimosas, condiciones, según yo lo prometiera, lo comuniqué telefónicamente con su esposa, a quien indiscretamente escuché saludarlo ansiosamente con un - Hola, mi muchacho - Bernaus, en ese momento, aferrado al auricular, apoyo su cabeza en la mesa delante de la cual se encontraba y comenzó a llorar como un chico, por interminables minutos. En ellos, pensé en los jueces que sin dar la cara y con gran cobardía desde la distancia son rústicos prevaricadores. En los médicos del Hospital Municipal Ezeiza, que incumplen su juramente hipocrático. También en la desidia y la mentira de funcionarios, como la dirigente de DDHH ADRIANA TABOADA, sobre quien ya escribiera. Cuando finalizó su conversación, buenos samaritanos, también prisioneros, lo ayudaron a bañarse y vestirse mientras yo le preparaba un té. Él seguía sin recordar que había pasado, el día anterior, como así tampoco que Nélida es el nombre de su esposa. Si, se quejaba de la mala atención que había tenido en sus horas de internación.
HOSPITAL POLICIAL CHURRUCA, UNA ESPERANZA
En estas circunstancias se recurrió al personal médico quien constató el deplorable estado de FÉLIX, y dispuso nuevamente su internación en el mismo nosocomio de donde lo habían traído. Entonces hubo reclamos varios de parte nuestra, entre los que se destacó, los de Lucio Nast. Horas mas tarde, tuvimos la confirmación que Félix Bernaus, había sido nuevamente derivado, esta vez del Hospital de Ezeiza, donde habia sido anteriormente desatendido, al lugar de donde nunca debió haberse excluido, el Hospital Policial Churruca. Pasan las horas y con ellas crecen en quienes ocupamos un lugar en esta prisión, las esperanzas de que Bernaus sobreviva y su familia, recupere algo de la paz perdida.
NUESTRA DISCIPLINA Y MANSEDUMBRE COMO PRISIONEROS, AYUDA A QUE HECHOS COMO EL RELATADO PASEN DESAPERCIBIDOS. A SU VEZ, SON LOS QUE JUSTIFICAN LA REITERADA NEGATIVA POR PARTE DE LA “JUSTICIA“, A QUE YO PUEDA CONTAR CON UNA CÁMARA FOTOGRÁFICA, TAN NECESARIA PARA MOSTRAR ESTAS FRECUENTES REALIDADES. SEGÚN LOS MIEMBROS DE ESE Y DE OTROS PODERES , COMO ASÍ TAMBIÉN PARA LA INDIFERENTE PLANA MAYOR DE LA POLICÍA FEDERAL, ESTAS CRUELES REALIDADES NO EXISTEN. NO VISITANDO CÁRCELES, NO ESCUCHANDO Y NO DANDO LA CARA, PARA TODOS ELLOS, ESTO ES ASÍ.